Re: Noticias de Tenis
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Boris Becker
HAMBURGO.- Hablar de Boris Becker en Alemania es nombrar al padre del tenis. Nombrar a Boris Becker en esta tierra provoca en el imaginario colectivo la formación de un podio compartido con Franz Beckenbauer y Michael Schumacher. Con decir Boris Becker en el mundo de las raquetas, se presenta a uno de los diez mejores jugadores de la historia moderna.
El León de Leimen, de 37 años, actualmente es el director del Masters Series de Hamburgo. Detrás de esa función está el hombre que en 1985 impactó al ganar Wimbledon con apenas 17 años y que a partir de entonces hilvanó una carrera profesional que lo tuvo como ganador de 49 certámenes, seis de ellos de Grand Slam, más dos victorias en la Copa Davis, las dos primeras de Alemania.
Vestido con un traje celeste, camisa blanca y sin corbata, Becker, el personaje más requerido en el Am Rothenbaum Club, cumple con la palabra empeñada. Avisa por intermedio de Isabel, su asistente, que a las 17.30 estará libre para la entrevista. Y un minuto antes de la hora señalada, el tricampeón de Wimbledon, que también es integrante de Laureus, la entidad que agrupa a las 41 personalidades más destacadas del deporte, aparece en el salón VIP destinado para la charla, que inexorablemente comienza con esos días en el All England.
"Digo Wimbledon y el color verde aparece en mi mente. Y un montón de recuerdos. Podríamos estar días enteros hablando de Wimbledon. Es, fue y será una parte importante de mi vida. Tengo un sentimiento muy cálido hacia ese lugar", dice, mientras se acomoda el reloj en la muñeca izquierda, tic que repetirá varias veces.
-Cuando anunciaste tu retiro allí, en los octavos de final de 1999, dijiste lo contrario: que lo que más lamentabas eran las cuatro finales que habías perdido.
-Es que, como jugador y como competidor, perder es lo que más se odia en la vida. Mucho más si los éxitos llegan temprano, como en mi caso. Si un deportista sufre con una pequeña derrota, cómo no va a lamentar un traspié en Wimbledon, un lugar en el que todo el mundo pone el foco.
-De todas tus victorias, ¿cuál es la que más recordás?
-La primera final (de Wimbledon, en 1985), con Kevin Curren. Tenía 17 años y no estaba preclasificado. Es el recuerdo más importante, porque fue el de mi explosión en el circuito.
-Si se repasa la lista de los diez tenistas más prestigiosos en la era profesional, ninguno está trabajando con su federación nacional. ¿Por qué sos el único?
-Tengo un serio sentimiento de responsabilidad por el tenis alemán y le estoy agradecido a la federación porque me dio una gran oportunidad para ser deportista. Obviamente, tengo diferencias con ellos y no estoy de acuerdo con todo lo que hacen. Se necesitan cambios. Pero si uno ve la película entera..., hace tres años este torneo estaba en la bancarrota. Ellos me llamaron, hablamos y me escucharon. Junto con dos socios, colaboré financieramente. Y en agradecimiento, me dieron un título (chairman), para lo cual simplemente propongo la asistencia de marketing de mi compañía, Boris Becker Co.
-¿Y por contactos vendiste el torneo a capitales de Qatar?
-Sí, vendimos gran parte del certamen [N. de la R.: el 49%] porque necesitamos un poco de dinero.
-¿El tenis de estos días es sólo deporte?
-Es deporte, pero debemos mejorar el marketing en todo el mundo. La cantidad de espectadores viene creciendo y nos hemos asociado a medios de comunicación para que entiendan el tenis como una actividad deportiva que puede ayudar a una ciudad y a todo un país.
-Cuando eras chico, ¿por qué elegiste el tenis?
-Porque era un deporte individual. Me gustaba el fútbol; soy hincha fanático y dirigente de Bayern Munich. Pero con el tenis dependía de mí mismo. Y ése es el secreto por el que opté por este deporte.
-¿A quién admirabas?
-A Björn Borg.
-Se puede decir que tu explosión fue de la mano de un argentino, pues en tus comienzos Guillermo Vilas te diseñaba las raquetas.
-Es verdad, y tengo un gran recuerdo por Guillermo. Yo gané Wimbledon con su raqueta. Por una cuestión de conveniencia para él, lo único que hicimos fue pintarla de otro color.
-¿Por qué después del fenómeno producido en Alemania por vos y por Steffi Graf no hubo más jugadores con el nivel de ustedes?
-Eso lo discutimos esta semana. Están Nadal, Gasquet, los argentinos y no hay alemanes. Creo que es muy confortable ser alemán. La federación es muy rica y les da demasiado a los jugadores. En cambio, los argentinos tienen que viajar por el mundo a muy temprana edad y eso los hace madurar de otro modo. Tienen que pelear más por las cosas.
-Precisamente, más allá del desarrollo, ¿cuál es tu opinión acerca del tenis argentino y del fenómeno que produjo en el circuito?
-Son diferentes personalidades y distintos tipos de jugadores. A todos les gusta el polvo de ladrillo, pero creo que Nalbandian es el único diferente y capaz de jugar en todas las superficies. Su final en Wimbledon lo demuestra. Nalbandian es el jugador con mayor diversidad del grupo argentino. Y pese a que Gaudio ganó el último Abierto de Francia, el más temible sobre polvo de ladrillo es Coria.
-¿Por qué?
-En todo sentido, Coria tiene mejor porcentaje sobre polvo de ladrillo que Nalbandian y Gaudio. En los últimos tres años, Coria fue semifinalista o finalista de todos los torneos de este tipo en Europa. Perdió Roland Garros, pero tiene una gran oportunidad este año. Lo que le pasó en la final con Gaudio fue una sorpresa para él. Gaudio fue el mejor al final. Uno no gana una final por suerte, se gana porque en ese partido fue el mejor. Pero en el porcentaje de triunfos, hoy Coria es más fuerte que Gaudio.
-¿La Argentina vivirá otro Roland Garros igual?
-Puede ser, pero hay otros jugadores, Nadal, Gasquet...
-Es increíble, hoy dirigís un torneo sobre polvo de ladrillo, superficie en la que nunca pudiste imponerte como profesional.
-Alcancé muchas finales, pero el problema era que mi estilo de juego no entregaba posibilidades en esa superficie. Otra contra era mi físico: yo soy muy alto y muy pesado con relación a los jugadores de superficies lentas. En esto, el tenis no tiene secretos.
-¿Cuál es tu jugador favorito en la actualidad?
-Sin dudas, Roger Federer.
-¿Sos tan obsesivo en tu trabajo como lo eras en un court?
-Creo que si tomo una función es para involucrarme de lleno. No tengo que saber todo; con un poquito me alcanza. Saber qué pasa en los vestuarios, en el sector VIP y en las tribunas es parte de mi trabajo.
-Si comparás tus días como jugador con los actuales, ¿cuáles son las diferencias que encontrás?
-La nuestra fue una era interesante en cuanto a las personalidades; había diferentes jugadores. En los ochenta, la televisión empezó a meterse de lleno; el marketing incrementó su participación. Hace cinco años, el tenis tuvo una crisis de identidad por falta de personalidades. Ahora surgieron nombres que pueden ayudar al crecimiento como Federer, Roddick, Coria o Hewitt, pero los dos más importantes pueden ser Nadal y Gasquet, más el poder de Safin, que es increíble. El tenis es parte de la industria del entretenimiento. Y es necesario acercar más show a este deporte.
Un aspecto por el que Becker hizo bastante en sus 16 temporadas como profesional en un tenis en el que su presencia sirvió para marcar un antes y un después. Como lo pretende hacer ahora, fuera de los courts.
Por Alfredo Bernardi
Enviado especial
De la pasión por Bayern Munich al mundial 2006
HAMBURGO (De un enviado especial).- Mientras transcurría la entrevista, las pantallas de televisión mostraban el festejo de la Bundesliga ganada por Bayern Munich, club en el que Becker cumple funciones como dirigente. Su equipo, además, jugó por última vez en el estadio Olímpico, en el que Alemania se consagró campeón del mundo en 1974. "En nuestro equipo juega un argentino, Martín Demichelis. Lo hace demasiado bien. Me encanta su estilo de juego, es muy fuerte y tuvo una buena temporada", dijo el alemán, antes de hablar sobre la gran cita del año próximo, el Mundial de fútbol.
-¿Soñás con alguna final?
-Imagino a Alemania y otro equipo. La Argentina es muy fuerte. No sé cuales fueron los detalles que impidieron un buen resultado en el último mundial, pero la Argentina siempre es un equipo fuerte. El otro es Brasil, el defensor del título, y no hay que descartarlo. Y creo que el cuarto sería Inglaterra. ¿La final? Alemania contra cualquiera de ellos.